En lo que respecta al tipo de lipomas en base a su forma y a sus características internas, los lipomas pueden ser fibrolipomas, mixolipomas, condroides, miolipomas, lipoma de células de huso, angiomiolipoma, lipoblastoma e hibernoma.

A parte de estos tipos de lipomas, podemos encontrar que los lipomas pueden ser cutáneos (o superficiales) o profundos.

Lipomas cutáneos o superficiales: Es cuando el lipoma se localiza en tejidos blandos superficiales. Suelen localizarse en espalda, hombros o cuello. En casos menos frecuentes también pueden localizarse en brazos, nalgas o muslos.

Lipomas profundos: Suelen ser más firmes. Su origen es intraóseo, intermuscular e intramuscular. Este tipo de lipomas es menos frecuente y su localización y crecimiento puede pasar desapercibido. Pueden estar ubicados en lugares como manos, pies, encías, lengua, etc. Aunque estos últimos casos son menos frecuentes.

Causas de los lipomas

La causa exacta por la que se produce un lipoma se desconoce, sin embargo, hay factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar un lipoma. Estos factores son, principalmente:

Historial familiar de lipoma: Éste factor solo está confirmado cuando se trata de lipomatosis (múltiples lipomas en el cuerpo).

Debido a golpes o lesiones: Los lipomas pueden aparecer en aquellos lugares en los que se haya recibido un golpe.

Obesidad o sobrepeso: A pesar de ello, también pueden aparecer en personas que sean delgadas.

Consumo de alcohol: El consumo excesivo de alcohol puede ser causa de aparición de lipomas.

Condiciones médicas: Por ejemplo, las enfermedades de hígado o niveles altos de glucosa en la sangre propician su aparición.

Síntomas de los lipomas

Los síntomas de un lipoma suelen ser nulos, ya que pocas veces causa molestias o dolor al paciente.

La mayoría de las veces el lipoma es descubierto cuando el nódulo es palpable y el paciente presenta un bulto suave y redondeado que se mueve debajo de la piel. Cuando el lipoma crece muy despacio y se mueve debajo de la piel estamos ante un lipoma benigno.

Diagnóstico de los lipomas

A la hora de realizar un diagnóstico de un lipoma, el especialista puede realizar al paciente diferentes pruebas:

Preguntas acerca del historial clínico del paciente.

Examen físico.

Biopsia (extracción de una muestra de tejidos del lipoma).

Ecografía.

Estas pruebas confirmarán o desestimarán si se trata de un lipoma o si existe la posibilidad de que sea un liposarcoma, es decir, un tumor canceroso que crece rápidamente, no se mueve bajo la piel y es doloroso. Para distinguir correctamente uno de otro es recomendable acudir al especialista, pudiendo determinar que es un lipoma mediante tan sólo la exploración física.

Tratamiento de los lipomas

Como ya hemos comentado antes, los lipomas no suelen ser dolorosos ni provocar complicaciones al paciente, por lo que no siempre es necesario su tratamiento. Por lo general, el tratamiento de un lipoma se realiza cuando éste es doloroso, restringe el movimiento o simplemente por razones estéticas.

El lipoma puede extraerse de dos formas distintas:

Liposucción: Con este procedimiento, el especialista mediante aspiración y succión realiza la extirpación del lipoma. Ayudado por una pequeña incisión a través de la cual se introduce el liposuctor .

Extirpación quirúrgica: Es la técnica más comúnmente utilizada para quitar un lipoma, puesto que es la única técnica que asegura la completa extirpación del éste. El médico realiza una pequeña incisión en la piel tras haber anestesiado previamente la zona de la cirugía. Se trata de una operación sencilla y de corta duración, de entre 30 y 60 minutos, dependiendo de cada caso y de la cantidad de lipomas a extirpar.

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