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Nefropatía Membranosa

La nefropatía membranosa hace referencia a la inflamación y daño en los vasos sanguíneos localizados en el riñón, específicamente en los glomérulos.

Los glomérulos son los encargados de filtrar los desechos y exceso de líquido en la sangre, por lo que, al estar dañados, producen problemas renales que desencadenan una serie de síntomas que son catalogados como “síndrome nefrótico”.

En la nefropatía membranosa los glomérulos se engrosan y el que la padece presenta grandes cantidades de proteína en la orina.

La edad más común en que se presenta este padecimiento es después de los 40 años.

Causas de nefropatía membranosa

Esta enfermedad puede ser causada por causas desconocidas o por infecciones, según sea el caso, será el tipo de clasificación que tenga:

Nefropatía membranosa primaria: Se refiere a cuando se desconoce el motivo de aparición de actividad autoinmune (el cuerpo se confunde y ataca a tejidos sanos del organismo).

Nefropatía membranosa secundaria: Se refiere a cuando este padecimiento es provocado por otras afecciones; algunas de ellas son:

• Infecciones como sífilis, endocarditis, hepatitis B y C.
• Enfermedades autoinmunitarias.
• Medicamentos antiinflamatorios no esteroides.
• Tumores cancerosos.

Síntomas de nefropatía membranosa

Esta es una enfermedad silenciosa e insidiosa que se desarrolla lentamente sin mostrar síntomas. A medida de que el afectado va perdiendo proteínas por medio de la orina, puede aumentar de peso por el exceso de líquido acumulado y notar hinchazón en diferentes partes del cuerpo, principalmente piernas y tobillos.

Además de la hinchazón y aumento de peso, se manifiesta:

• Pérdida de apetito.
• Fatiga.
• Nocturia.
• Orina espumosa.
• Niveles altos de colesterol.
• Reducción de proteína en la sangre.
• Hipertensión.

Cuando ya está en niveles avanzados, la enfermedad puede provocar insuficiencia renal aguda y enfermedad renal crónica.

¿Cómo se cura la nefropatía membranosa?

Para poder detectar una anormalidad de los glomérulos que indiquen la existencia de nefropatía membranosa, es necesario practicar análisis de orina y sangre que mostrarán el nivel de desechos que presenta, así como la presencia de sangre, proteínas o células blancas.

Asimismo, también se realizan ultrasonidos o tomografías para revisar el estado de los riñones y por último puede ser necesario realizar una biopsia.

Una vez confirmada la enfermedad, el tratamiento consiste en eliminar la causa principal y aliviar los síntomas, regulando la tensión arterial, las proteínas en orina, el colesterol y triglicéridos y acción del sistema inmunitario.

Hasta el 30% de los pacientes que sufren de esta enfermedad encuentra mejoría por sí mismos, sin ningún tratamiento, después de un periodo de 5 años.