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Fascitis Eosinofílica

Existe un tejido entre los músculos y la piel que se llama fascia. Cuando este tejido se inflama y se endurece, se le conoce como fascitis eosinofílica.

Esta enfermedad se cataloga autoinmune y afecta en mayor medida a las extremidades, piernas y brazos.

La palabra eosinofílica hace referencia a la sobreproducción de glóbulos blancos llamados eosinófilos.

Hasta la fecha, los especialistas médicos no conocen la causa de la aparición de la fascitis eosinofílica y suele atacar en mayor medida a varones de entre los 30 a 60 años.

La fascitis eosinofílica es una enfermedad rara.

Síntomas de fascitis eosinofílica

Esta enfermedad se manifiesta con los siguientes síntomas:

• Síndrome del túnel carpiano.
• Piel gruesa que parece arrugada.
• Artritis.
• Inflamación y sensibilidad en brazos y piernas. Generalmente, las manos y pies no presentan ninguna afectación.
• Dolor en la piel.
• También puede existir inflamación en la piel de rostro, abdomen y tórax.
• Mientras avanza la fascitis eosinofílica, existe dificultad para mover brazos y piernas hasta llegar a “congelarse”.
• Pérdida de peso.
• Fatiga.
• En algunos casos, anemia aplásica.

Diagnóstico y tratamiento

Para diagnosticar la fascitis eosinofílica el médico dispondrá de biopsias de piel, análisis de sangre y resonancias magnéticas para confirmar los niveles de eosinófilos en la sangre, así como una posible inflamación.

Una vez confirmado, el tratamiento generalizado consiste en la toma de corticosteroides e inmunosupresores. Estos medicamentos ayudan a combatir este padecimiento y evitar que siga avanzando. No es posible restaurar la piel ya endurecida.

El tratamiento puede durar hasta más de 5 años.