Las primeras veces que ocurra esto, usted sentirá dolor y será incapaz de caminar. Sin embargo, si las dislocaciones siguen ocurriendo y no se tratan, usted puede sentir menos dolor y tener menos incapacidad inmediata. No obstante, ésta no es una razón para evitar el tratamiento, ya que la dislocación de la rótula daña la articulación de la rodilla.
La dislocación de la rótula se observa con mucha frecuencia en mujeres. Generalmente ocurre como resultado de un cambio súbito de dirección de la pierna al correr, lo cual pone a la rodilla bajo tensión.
La dislocación también puede ocurrir como resultado directo de una lesión. Cuando se disloca, la rótula se puede deslizar hacia los lados y alrededor hacia afuera de la rodilla.
Si puede, estire la rodilla. Si se le atranca y le duele para moverla, estabilícela (coloque una férula) y busque atención médica.
El médico le examinará la rodilla, lo cual podría confirmar la dislocación de la rótula.
Se debe tomar una radiografía de la rodilla y, algunas veces, resonancia magnética para asegurarse de que la dislocación no haya causado la fractura de un hueso o daño al cartílago. Si estos exámenes muestran que no hay tal daño, se coloca la rodilla en un inmovilizador o férula de yeso para impedir que usted la mueva durante algunas semanas (generalmente 3 semanas).
Después de ese tiempo, la fisioterapia puede ayudar a devolver la fortaleza muscular y mejorar el rango de movimiento de la rodilla.
Si la rodilla sigue estando inestable, se puede necesitar una cirugía para estabilizar la rótula. Esto puede hacerse con cirugía artroscópica o cirugía abierta.
Consulte con el médico si se lesiona la rodilla y tiene síntomas de dislocación.
Asimismo, consulte si está recibiendo tratamiento para una rodilla dislocada y nota:
Igualmente, consulte si se lesiona la rodilla nuevamente.
Atención durante el embarazo y el parto, así como el diagnóstico y tratamiento de enfermedades en los órganos reproductivos femeninos.