La queja más común de la fascitis plantar es el dolor y la rigidez en la parte inferior del talón. El dolor allí puede ser sordo o agudo. La planta del pie también puede doler o arder.
El dolor generalmente es peor:
El dolor se puede desarrollar de manera lenta con el tiempo o repentinamente después de una actividad intensa.
La fascitis plantar ocurre cuando la banda gruesa de tejido en la planta del pie se estira o se sobrecarga demasiado. Esto puede ser doloroso y hacer más difícil el hecho caminar.
Entre los factores de riesgo para la fascitis plantar están:
La fascitis plantar afecta típicamente a los hombres activos entre los 40 y 70 años y es una de las dolencias ortopédicas más comunes relacionadas con el pie.
Con frecuencia, se piensa que la fascitis plantar es causada por un espolón en el talón, pero las investigaciones han determinado que esto no es así. En las radiografías, se observan espolones en el talón en personas con y sin fascitis plantar.
El médico llevará a cabo un examen físico o chequeos médicos que puede mostrar:
Se pueden tomar radiografías para descartar otros problemas, pero tener un espolón en el talón no es significativo.
El médico por lo regular recomienda primero:
Otras medidas para aliviar el dolor abarcan:
Si estos tratamientos no funcionan, el médico puede recomendar:
En unos pocos pacientes, el tratamiento no quirúrgico no funciona y se hace necesaria la cirugía para liberar el tejido tenso.
Los tratamientos no quirúrgicos casi siempre mejoran el dolor. El tratamiento puede durar desde varios meses hasta dos años antes de que los síntomas mejoren. La mayoría de los pacientes se siente mejor en 9 meses. Algunas personas necesitan la cirugía para aliviar el dolor.
El dolor puede continuar a pesar del tratamiento. Algunas personas pueden necesitar cirugía, la cual tiene sus propios riesgos. Hable con su médico acerca de estos riesgos.
Atención durante el embarazo y el parto, así como el diagnóstico y tratamiento de enfermedades en los órganos reproductivos femeninos.